La actriz cubana Lynn Cruz ha denunciado este día la persecución contra su familia, luego de que ella denunciara que su padre falleció por malas prácticas en un hospital de Matanzas.

Cruz acudió a las redes sociales a dejar claro que no cederá ante amenazas y que sabe que detrás del coaccionamiento a su madre, está la seguridad del estado, como siempre.

Esta actriz cubana denunció durante toda la enfermedad de su padre, el mal trabajo en el hospital donde lo ingresaron, hasta su fallecimiento.

Lynn advierte que se encuentra en medio de un trauma, porque le queda el pesar de que su papá pudiera estar vivo si hubiera recibido la atención médica que requería realmente:

Mi madre está en la provincia de Matanzas haciendo los trámites de la pensión de mi padre y los trámites de su vivienda.

Acaban de llamar por teléfono al celular nuevo de mi madre.

Un número que apenas pocos conocen.

La llamaron en nombre de Piti.

A mi padre sus hermanos le dicen así.

En Cuba, cuando hay algo extraño tiene un solo nombre Seguridad del Estado.

Yo sé muy bien a lo que me enfrento desde el primer día en que saqué las publicaciones sobre los horrores que padeció mi familia, en especial mi padre que, por mala praxis no pudo salir vivo del Hospital Provincial Faustino Pérez de La provincia de Matanzas.

No añadan más insulto a esta herida.

Lo que yo quería era salvar a mi padre. Cosa que desde el viernes 5 de abril donde la única doctora responsable que atendió a mi padre en ese hospital, al analizar su caso me explicó que el esteroide Metilprednisolona se lo habían suministrado desde el momento mismo en que entró en el Protocolo de COVID sin haber sido paciente de COVID.

Estoy aún bajo los efectos de un trauma.

No volví a ser la misma después de que supe esa verdad.

Si molestan a mi madre, sé que son ustedes. Los mismos que pensaron en ese Protocolo de COVID.

Hoy hablaba con mi compañero porque no dejo de pensar en lo que viví en aquel hospital y me recordó el sufrimiento de los judíos.

Para ser fuerte tengo que abstraerme e imaginar que en efecto, vivo en un campo de concentración.

Recordar que allí murió gente pero siempre sobrevive el que puede contar el cuento.

No se equivoquen una vez más con mi familia, mi padre resistió el tiempo suficiente para que yo supiera lo que pasó en ese hospital.

 No soy yo la que se equivoca, se equivoca el que sigue creyendo que el pueblo cubano es débil o tonto.

La noche en la que partió mi padre, el 7 de abril hubo en total 22 fallecidos en ese hospital.

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