La producción de leche en Camagüey ha experimentado una disminución considerable en comparación con años anteriores, a pesar de contar con condiciones similares. Según la prensa oficialista, mientras que hace cuatro o cinco años se producían 300 000 litros diarios en primavera, en la segunda quincena de agosto de 2024 el promedio fue de apenas 161 000 litros diarios, según René Mola Valera, jefe del departamento de Acopio de la Empresa Láctea.
A esta caída en la producción se suma un problema adicional: entre el 30% y el 40% de la leche recolectada se clasifica como "ácida" debido a fallos en la refrigeración en los centros de frío, que están alejados de las fábricas, y a las altas temperaturas. Este tipo de leche no se puede distribuir para consumo directo y se destina a la fabricación de productos derivados, como el queso.
De los 8 023 productores registrados, solo 2 685 cumplieron con sus contratos de entrega de leche, y 1 376 no aportaron ni leche ni queso. Además, 241 bases productivas incumplieron con sus compromisos.
Los municipios que presentan peores resultados en la entrega de leche a la industria son Guáimaro (57%), Minas (71%), Santa Cruz del Sur (78%) y Nuevitas (82%).
La crisis en la producción de leche en Camagüey no es un fenómeno aislado, sino el resultado de problemas estructurales que afectan a todo el sector agrícola en Cuba. La falta de estímulos adecuados a los productores es uno de los factores principales. En un contexto donde los precios pagados por el Estado no son suficientes para cubrir los costos de producción, los ganaderos no tienen incentivos para aumentar su entrega de leche, especialmente cuando las condiciones económicas y logísticas no mejoran.
A esto se suma la escasez crónica de recursos. El Estado, incapaz de garantizar insumos básicos como el alimento para el ganado, materias primas necesarias, combustible para el transporte, entre otros, deja a los productores en una situación precaria. Sin estas herramientas, la producción se ve gravemente limitada, y los esfuerzos de los ganaderos, por muy grandes que sean, no son suficientes para alcanzar los niveles de acopio requeridos.
Los impagos recurrentes a los productores también juegan un papel determinante. La falta de pago oportuno desmoraliza a los ganaderos y genera una incertidumbre económica que frena cualquier plan de expansión o inversión. Muchos productores prefieren reducir su participación en el mercado estatal o no entregar su producción en absoluto, contribuyendo así al incumplimiento generalizado de los contratos.
En conjunto, la falta de estímulos, la carencia de recursos y los impagos representan un círculo vicioso que continúa afectando gravemente la producción de leche en Camagüey y otras regiones del país. Si no se abordan de manera integral, estos problemas seguirán profundizando la crisis en el sector lechero y comprometiendo la seguridad alimentaria de la población.
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