El trastorno causado por la escasez de efectivo en los bancos se ha convertido en una experiencia cotidiana, dejando a la gente con billeteras vacías pero tarjetas llenas al salir a las calles.
En Sancti Spíritus, la frustración es palpable frente a las sucursales bancarias. Una mujer, visiblemente molesta, declara su decisión de nunca más depositar su dinero en un banco después de enfrentar la dificultad de retirar lo que le pertenece. Esta escena, común en muchas partes de Cuba, refleja los desafíos reales que enfrentan las personas en medio de los avances hacia la bancarización.
La bancarización, en teoría, busca fomentar el uso de métodos electrónicos de pago en lugar de efectivo, facilitando transacciones comerciales y financieras. Sin embargo, en la práctica, la implementación de esta medida ha generado más angustias que beneficios.
Los problemas abundan en los cajeros automáticos, donde la falta de conexión o de dinero en efectivo frustra a los usuarios, como lo ilustra el caso de Adriana Terrero, quien después de múltiples intentos, desiste en su esfuerzo por cobrar su salario. Esta situación se repite en toda la región, donde la demanda de efectivo supera con creces la disponibilidad.
A pesar de los esfuerzos por fomentar el comercio electrónico, muchos encuentran obstáculos en la falta de familiaridad con la tecnología o en la desconfianza hacia los métodos electrónicos de pago. Los códigos QR, destinados a agilizar las transacciones, a menudo resultan ineficaces o incluso fraudulentos, dejando a los usuarios con pérdidas financieras significativas.
Para los agricultores y vendedores locales, la bancarización ha creado nuevos desafíos, como la dificultad para pagar salarios en efectivo o para adquirir insumos en el campo. Aunque muchos poseen tarjetas bancarias, la falta de infraestructura y educación limita su capacidad para utilizar servicios electrónicos.
A medida que la economía se digitaliza, surgen debates sobre la equidad y la eficacia de la bancarización. ¿Es justo cobrar comisiones por transacciones electrónicas? ¿Cómo se puede garantizar la seguridad y la transparencia en los métodos de pago digitales?
Estas preguntas siguen sin respuesta, mientras la sociedad cubana enfrenta los desafíos de la transición hacia una economía cada vez más digitalizada. Aunque la bancarización promete eficiencia y comodidad, su implementación ha dejado a muchos con más preguntas que respuestas.
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