Las largas colas y los enfrentamientos en los bancos para sacar dinero son escenas muy comunes en Cuba tras el fracaso de la política monetaria adoptada por el régimen con el famoso Reordenamiento Económico. Observar a varias personas discutiendo entre ellas sobre a quién le tocaba entrar es algo común.
De hecho, broncas y colas, filmadas por varios móviles y al final, una mujer se encara con un joven, se identifica como policía y le ordena que no grabe: "no se puede grabar"... ¡el colmo de una dictadura!. Este hecho sucedió este lunes y tuvo lugar en el Banco de la localidad de San Rafael, en el municipio La Lisa. Mientras, el que filmaba salía del banco diciendo: "Esto es después de un mes de trabajo, señores; lo que hay que formar pa' cobrar".
Esta semana el Observatorio Cubano de Derechos Humanos denunció que los bancos continúan sufriendo la escasez de efectivo para cubrir la demanda de los ciudadanos. "Las colas para cobrar son de días y a todo esto se suman los continuos apagones que suspenden las operaciones".
En muchas ocasiones, las personas pasan la noche y la madrugada haciendo cola para acceder al limitado efectivo disponible cuando el banco abre al día siguiente. En julio, un residente en Santiago de Cuba, que optó por el anonimato, envió la foto de una enorme fila formada al amanecer junto al banco ubicado en la intersección de Garzón y calle Tercera, en el reparto Santa Bárbara: "La mayoría ni siquiera tiene la esperanza de conseguir efectivo".
"Saber cuántas personas de 80 años duermen en la calle solo para poder sacar el dinero en efectivo de los cajeros o de los bancos, es criminal y abusivo. Lo que hace el gobierno con este grupo vulnerable. Todos los meses se repite lo mismo, jubilados tratando de sacar sus pensiones y trabajadores que hacen lo mismo con el salario" señaló el Observatorio.
En un país donde ni los cajeros tienen efectivo, el régimen cubano aprobó en agosto pasado un programa para la bancarización, con medidas para incentivar el uso de los canales electrónicos de cobro y pago, y también para reducir al máximo el uso de dinero en efectivo (porque tampoco hay recursos para imprimir nuevos billetes).
La bancarización, impuesta de forma acelerada y obligatoria, ha supuesto en la práctica un grave problema de acceso al dinero físico. Las personas no consiguen siquiera extraer sus salarios por falta de fondos en cajeros y en centros estatales que tienen habilitado el servicio de caja extra; todo ello, en medio de una inflación que vacía los bolsillos de trabajadores y pensionistas.
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