En Cuba, la necesidad de sobrevivir frente a una profunda crisis económica y alimentaria ha empujado a muchos ciudadanos a prácticas ilegales que ponen en riesgo a especies en peligro de extinción. Este problema, que va más allá de simples infracciones a las leyes de conservación, revela la desesperación de una población luchando por mantenerse a flote en medio de la escasez.
Las caguamas (Caretta caretta), el carey (Eretmochelys imbricata) y la tortuga verde, se encuentran en una situación crítica. Clasificadas como especies en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), estas tortugas marinas son víctimas frecuentes de la pesca furtiva en Cuba. La carne de caguama, por ejemplo, se comercializa ilegalmente y llega a las mesas de algunos cubanos a través de un mercado negro.
A pesar de los esfuerzos del gobierno cubano por regular la actividad pesquera a través de la Ley de Pesca de 2019 y su reglamento, la implementación de estas normas es insuficiente para detener la caza furtiva. La realidad es que mientras la población enfrente hambre y carencias básicas, las leyes y regulaciones tendrán un alcance limitado. La reciente incautación de 60 kilogramos de carne de caguama en Cienfuegos es un recordatorio de lo difícil que es controlar esta actividad en un contexto de necesidad extrema.
Organizaciones y proyectos dedicados a la conservación, como los liderados por la empresa Flora y Fauna en el Parque Nacional Jardines de la Reina y la Universidad de Pinar del Río en Cabo de San Antonio, realizan esfuerzos valiosos para proteger estas especies. Sin embargo, sus iniciativas chocan con la cruda realidad de un país donde la supervivencia diaria obliga a la gente a ignorar las leyes de conservación.
El panorama en Guantánamo es igualmente desalentador. La sobreexplotación del cangrejo azul en el municipio de Imías, impulsada por la crisis alimentaria, refleja cómo la desesperación puede llevar a la degradación de los recursos naturales locales. La iniciativa Food Monitor Program (FMP) ha señalado que esta sobrecaptura es una consecuencia directa de la crisis alimentaria que impacta a toda la isla.
En resumen, mientras no se aborden las causas profundas de la crisis económica y alimentaria en Cuba, cualquier esfuerzo por proteger a las especies en peligro de extinción será insuficiente.
La situación actual es un claro ejemplo de cómo la necesidad puede llevar a la destrucción de nuestro patrimonio natural, a menos que se tomen medidas urgentes y efectivas para cambiar este trágico rumbo.