Cuba no solo vive una deplorable situación energética; la Isla vive una contracción económica que dura varios años y afecta la producción de alimentos, la disponibilidad de medicinas y va acompañada también de una altísima inflación. El peso se deprecia constantemente. Hay apagones. La economía no tiene un aliado internacional que permita un alivio financiero. También hay una emigración masiva y protestas sociales.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, reconoció en su cuenta de Twitter que "varias personas han expresado su inconformidad con la situación del servicio eléctrico y la distribución de alimentos", pero acusó a los enemigos de la Revolución de intentar aprovechar este contexto con fines desestabilizadores, pero parece que el presidente no ve la autodestrucción interna: el bloqueo no destruye calles ni hospitales ni parques ni casas que se derrumban por falta de conservación y es que en Cuba ya no hay mayor bloqueo que el interno, en Cuba ¡ya no hay quien viva!.
Muchas veces se ha dicho, y es muy cierto, una imagen vale más que mil palabras. En esta ocasión les mostramos el estado ruinoso de varios parques que fueron orgullo de sus respectivos barrios, donde jugaban y crecían felices y sanos nuestros niños; incluso, nosotros mismos.
Hoy son simple ruinas que desafían cualquier posición a favor de la nefasta revolución que ha aniquilado la alegría y la esperanza del pueblo cubano. En las fotos, que lo dicen todo, las ruinas del Mercado del Parque de La Mandarria, Parque Infantil donado por una Organización de Solidaridad con Cuba ubicado en la Calle Céspedes e/ Bazo y Benito Anido y el parque de la Coyuala, todos en el ultramarino pueblo de Regla.
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