El martes, Ucrania lanzó el ataque con drones más grande hasta la fecha sobre la región de Moscú, causando la muerte de al menos una persona, daños en viviendas y la interrupción de vuelos en la capital rusa. Este nuevo ataque marca un punto álgido en el uso de drones en el conflicto entre ambos países, mientras Rusia asegura haber destruido más de 20 drones ucranianos en la región de Moscú y 124 en otras zonas del país.
Los ataques en Moscú se concentraron en el distrito de Ramenskoye, donde una mujer de 46 años falleció y tres personas resultaron heridas. Los residentes de la zona describen haber sido despertados por explosiones y fuego. Uno de ellos, Alexander Li, comentó: "Miré por la ventana y vi una bola de fuego", añadiendo que la onda expansiva rompió las ventanas de su hogar. Otro residente, Georgy, relató haber visto cómo un dron impactaba en el edificio frente a su vivienda.
El distrito de Ramenskoye, con una población de alrededor de 250,000 personas, fue uno de los lugares más afectados por los ataques. Mientras tanto, las autoridades rusas informaron de que más de 70 drones fueron derribados en la región de Briansk y que varias otras regiones también fueron blanco de drones ucranianos, aunque no se reportaron víctimas ni daños adicionales en esas zonas.
En respuesta a este ataque, el presidente ruso Vladimir Putin calificó los ataques ucranianos como "terrorismo", debido a que afectan infraestructuras civiles. Moscú ha estado relativamente aislada de los combates en el este y sur de Ucrania, pero los recientes ataques con drones han llevado la guerra al corazón de Rusia.
El uso de drones en el conflicto ha sido creciente y tanto Moscú como Kyiv han recurrido a la compra, desarrollo y despliegue de estos dispositivos para atacar infraestructuras energéticas y objetivos estratégicos. Ucrania, que ha sido blanco de miles de ataques con misiles y drones desde que comenzó la invasión en 2022, argumenta que tiene el derecho a defenderse y llevar a cabo contraataques dentro de territorio ruso. Sin embargo, los aliados occidentales de Kyiv han advertido contra cualquier escalada que pueda llevar a una confrontación directa entre Rusia y la OTAN.
Aunque Ucrania no ha hecho comentarios oficiales sobre este ataque específico, las recientes ofensivas con drones han sido vistas como parte de una campaña en curso para debilitar las capacidades militares y energéticas de Rusia. A principios de septiembre, Ucrania lanzó ataques similares, centrados principalmente en instalaciones eléctricas rusas.
La guerra, que ha devastado gran parte de Ucrania y causado miles de muertes, continúa siendo un conflicto sangriento en el que drones y ataques aéreos juegan un papel central. A medida que ambas naciones siguen aumentando su capacidad tecnológica en el campo de batalla, las tensiones crecen no solo en el frente de combate, sino también en las ciudades rusas que hasta ahora habían estado al margen de la violencia.
(Con información de "CNN")