Claudia Álvarez y Yadier Fernández, una pareja de actores cubanos en Madrid

Por Katheryn Felipe ~ martes 23 de mayo de 2023

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La actriz cubana Claudia Álvarez (Pinar del Río, 1991) ya había conocido España cuando decidió quedarse a vivir en Madrid con su esposo, el también actor Yadier Fernández (La Habana, 1978). En el último año, en que ha extrañado mucho a su familia y a sus amigos porque en Cuba “son otros los lazos y las dinámicas que uno crea” y el tiempo que le puede dedicar a la gente que quiere, ella ha entendido que no es lo mismo “ir de vacaciones” que “chocar con una cotidianidad muy diferente”. 

Ella cuenta que es “muy normal” que se encuentre gente en la calle a personas que le preguntan “¿en qué estás?”. Y ella sólo puede responder que “en la lucha” porque eso es emigrar: empezar de cero una lucha en la que, también desde el punto de vista profesional, siente nostalgia por la manera y la frecuencia con la que podía actuar en Cuba.  

Aunque Yadier, que salió de la isla hace varios años, cree que Claudia “se ha hecho al sitio muy rápido porque tiene un buen poder de adaptabilidad”, sabe que puede pasar mucho tiempo para que te desligues de Cuba. Incluso puedes no llegar a lograrlo nunca. A veces te parece que tienes cierto desarraigo, pero vas a Cuba y te das cuenta de que “es ahí adonde perteneces realmente”. 

Metidos en un ‘Jacuzzi’ 

Conectados con casi todo lo que han hecho los cubanos en Madrid en materia de teatro en los últimos meses, Claudia y Yadier se encuentran ahora mismo haciendo ‘Jacuzzi’, una obra del actor, dramaturgo y activista cubano Yunior García Aguilera, que fue puesta en Cuba y que habla del reencuentro de unos amigos que, tras años separados, meditan sobre el futuro de los jóvenes en un país en que el que todos los que pueden se marchan. 

Claudia, que defiende que Yadier podría ser Premio Nacional de Teatro en España, de lo mucho que ha hecho sobre las tablas allí, explica que cuando uno está en un proceso de transición como el del emigrado (algo por lo que hoy están pasando no pocos cubanos), hay cosas que “emocionalmente te pueden hacer el día”. Ella admite que el mejor momento de la semana es el martes, cuando interpreta ‘Jacuzzi’. Es el día en que vuelve a conectar con lo que es ella. “Entonces no lo haces por el dinero que puede reportarte, sino porque es la felicidad absoluta”.   

Mientras, Yadier resalta el hecho de que han llegado a Madrid varios exponentes “muy valiosos” del teatro cubano con mucho talento, como es el caso del dramaturgo Carlos Celdrán y del propio Yunior, que se han unido a mucha gente del gremio que ya estaban allí, como el actor Rey Montesinos o el dramaturgo Abel González Melo. 

Al haber “más autores, gente que escribe y que dirige”, ha aumentado la oferta de trabajo, algo que agradecen un montón porque es la manera que tienen de mantenerse vivos. Tan felices están Claudia y Yadier por “la posibilidad de formar parte de proyectos muy interesantes”, que a veces hacen una función y ni siquiera saben cuánto van a cobrar. Así, han estado redescubriendo la pasión por la actuación y han entendido que “no podemos prescindir de eso” porque es “una forma de vida”. 

Para Claudia, que actuó por última vez en Cuba en el teatro en ‘Hembra’, la última obra que puso Yunior en la isla, está siendo “un regalo” hacer ‘Jacuzzi’ en España, donde los tiempos de montaje son mucho más rápidos. Por supuesto, le han hecho aportaciones porque han vivido en carne propia lo que es emigrar. Sobre Yunior, la joven pinareña subraya que es una persona inteligente, rápida e intuitiva, que sabe adónde quiere ir. “Eso termina haciendo que los proyectos vayan bien y avancen con facilidad”. Sobre la misma cuerda, Yadier afirma que el éxito de la obra también se debe al hecho de que Yunior haya sumado experiencias muy fuertes a su mochila luego del “hostigamiento” que sufrió por su pensamiento crítico en Cuba. O sea, este testimonio narrado en primera persona cobra “muchísima más importancia” porque se basa en inquietudes reales. 

A Yadier ‘Jacuzzi’ le parece una obra con un poder de denuncia “muy potente y con mucho valor”. Aunque el teatro no tenga el alcance que pueden tener el cine o la televisión, llega a las personas y las conecta: “lo haces ahí en vivo, sin cortes, emocionado de verdad”. A partir de un caso muy puntual, la obra “desmonta toda la campaña propagandística que ha vendido la Revolución”. Por ende, a espacios como el madrileño Teatro Lara no sólo van los cubanos, sino también muchos españoles que “buscan, hurgan y se preocupan por lo que está pasando en Cuba”.  

Aunque Claudia y Yadier, que no han dejado de estudiar en la llamada Madre Patria, no hacen activismo político, les inquieta “darle visibilidad” a través de su arte a los problemas “sociales, políticos y de cualquier índole” que pueda tener su país. Además, cuando un artista emigra puede despojarse de sus miedos y desde la lejanía tener una visión un poco más clara de lo que es la isla.  

Pero no es la primera vez que se relacionan con una obra que habla del “despedazamiento que hay en las redes sociales, de la desunión, del conflicto, del no ponerse de acuerdo, del no respetar el criterio del otro”. Al respecto, Claudia piensa que se ha polarizado demasiado la sociedad. Tanto, que a veces solamente hay una línea y puedes estar de un lado o del otro. “Lo válido y lo aceptado” por ella y su esposo son proyectos que describen las circunstancias actuales de su país, “más allá de la política o de las opiniones, de lo que crean o de lo que defiendan”. 

Un país sin presente ni futuro 

Ambos artistas, que han estado en Cuba recientemente en “plan familiar”, vieron “mucha desolación y mucha preocupación”, sobre todo en los jóvenes, “que sólo están pensando en el patrocinador y en la manera de escapar y salvarse veo un país sin presente y sin futuro”. Han visto una generación “que se queda, que lucha, que busca la manera de emprender, que está batallando”; y otra, “aún mayor”, “sin esperanza, ni nada; dependiente totalmente de lo que le manda la familia afuera”. 

Han notado “mucho desencanto y mucha frustración”. La céntrica zona donde residían en El Vedado habanero, antes de ir para España, por ejemplo, se ha quedado sin vida. “Ahora a las nueve de la noche la calle está vacía. Vimos mucha tristeza porque la gente no tiene ilusión y es muy complicado sacar adelante un país sin ilusión”. 

No obstante, Claudia, un poco optimista, recuerda que pudieron compartir con amigos a los que admira muchísimo porque siguen haciendo un teatro en el cual dicen lo que creen que debería cambiar. Para ella es esperanzador que la gente que permanece en Cuba, “que cada vez es menos”, siga haciendo teatro y “diciendo lo que piensa, denunciando”. Como su esposo, reconoce que hay un compromiso “de los que están dentro y de los que están fuera” a nivel social. 

En opinión de Claudia, lo más complicado está en que las generaciones que conviven en una misma familia no se ponen de acuerdo sobre cuál debería ser el modo de resolver los problemas. Lo más difícil es encontrar una solución “que nos haga felices a todos”, en la cual “quepamos todos” y que sea “de una manera en la que nadie tenga que sufrir por su gente cercana”.  

“Lo bueno y lo malo de Cuba está contigo siempre” 

“Nosotros viajamos todos los martes a La Habana. Nos metemos en una bañera en un apartamento mirando El Malecón. Por mucho que quieras desconectar de lo que pasa ahí, por más que lo quieras evadir, siempre estamos pensando en aquello”, asevera Claudia emocionada porque ahora ve imágenes de Cuba y se entristece porque se siente mucho más el contraste cuando vives en una sociedad muy diferente a la que dejaste atrás. “Cuando estás lejos te duele porque sientes nostalgia, pero a la vez eres mucho más consciente de todo lo distinto que podría ser”.  

Yadier coincide en que irte de Cuba no te aleja porque sigues muy pendiente. “Yo tengo a mi madre, mis tías, mi abuela, y tengo a la familia de Claudia, que también es mi familia, que están sufriendo muchas carencias, sobre todo desde el punto de vista médico”, porque son parte de una población que cada vez envejece más y enfrenta más escaseces. Él aclara que fuera de Cuba uno está obligado a ganarse la vida en una sociedad distinta, pero “no sólo tienes que ganártela por ti”, sino “para ayudar a los allá”. 

Si bien dentro de la propia emigración cubana existen diferencias, Yadier defiende que “lo que tenemos que hacer es respetarnos”. De una u otra forma hay que encontrar un concilio porque “somos cubanos”. Todos “padecemos y hemos padecido lo mismo y eso nos une. Por eso debemos intentar curarnos primero y sacar adelante a partir de ahí un país, cuando se nos permita”. Él ve que las fronteras del archipiélago se han expandido porque “somos tanto lo que estamos fuera, que el país está donde estemos nosotros. 

No hay país posible sin ilusión 

Claudia y Yadier, que consideran que cualquier camino que “te dé felicidad y libertad es válido”, han decidido invertir en su formación porque es algo que podría permitirles trabajar desde casa y mantenerse actuando. Ella está estudiando Marketing y él, Programación, porque ha descubierto que la Informática le interesa “muchísimo”. 

Ellos, que por primera vez con ‘Jacuzzi’ actúan juntos en teatro, saben que los recursos de un artista para crear son muy variados. Han trabajado en muchas cosas, siempre moviéndose entre dos aguas: quieren seguir haciendo lo que les gusta, pero sin olvidar que, fuera de Cuba, no se puede vivir de “alimentar el alma”. “Hay que buscar otras versiones de las cosas. Hacerse adulto también es entender que todo lo que quieres no lo puedes tener”, acota ella. 

En palabras de Yadier, pelear por ser parte de algo te desgasta, pero hay que reinventarse. “Uno no puede pretender llegar a un país y hacerse un sitio porque depende de muchos factores externos que tú no puedes controlar”. Por tanto, si aparece teatro hacen teatro y si no, pues se montan un monólogo y lo hacen en el metro porque lo que les apasiona realmente es actuar. “Tú no puedes venir de fuera y pretender que todos los focos atención estén sobre ti. Ese espacio tienes que ganártelo y luchar para generar tu propio trabajo y hacer que se vea”, asegura el actor que ha sido camarero por más de tres años y que tiene claro que no tener el acento español es uno de los principales obstáculos para los actores en España. 

En cualquier caso, Claudia apunta que el momento “difícil” que vive Cuba está siendo de mucha riqueza creativa en ciudades como Madrid o Miami, que son como los dos focos más grandes de emigración cubana. “Hay mucha gente queriendo hacer arte y cosas que llegan a sitios. Se siente un crecimiento cultural muy grande y con eso tiene que pasar algo”, resumen con la sensación de que “estamos ahora mismo en un sitio donde están pasando cosas y yo creo que si nos enfocamos en hacerlo con toda la energía, la persistencia y la perseverancia que lleva, pueden pasar muchas cosas”. 

 


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