Controversial Amaury Pérez invita a los cubanos a cerrar los ojos y soñar con una Navidad que no existe
Redacción de CubitaNOW ~ domingo 7 de diciembre de 2025
En un año marcado por la escasez y la ausencia para la mayoría de los cubanos de las tradicionales festividades cubanas, el cantautor Amaury Pérez lanzó un mensaje que mezcla ternura, nostalgia y una dosis de ironía, proponiendo a los cubanos cerrar los ojos durante la Navidad y visualizar un país diferente, un país donde la alegría de estas fechas aún es posible.
La invitación no es meramente simbólica, sino un acto de supervivencia emocional: imaginar un país donde las mesas estén llenas, los abuelos acompañen la celebración y los apagones no interrumpan la alegría. Amaury recuerda la Navidad de su niñez en Miramar, con puerco asado, cervezas Hatuey al alcance de la mano y un ambiente de unión familiar que, para muchos hoy, parece imposible de reproducir.
La reflexión de Amaury no deja de ser dolorosamente honesta. Confiesa que, a pesar de sus esfuerzos, él mismo no logra reconstruir mentalmente esa época dorada de la Navidad cubana. Es un país que ha cambiado tanto que incluso la memoria de la abundancia y la calidez familiar se percibe inalcanzable. Por eso, decide recurrir a la inspiración de artistas como Liuba María Hevia, quien a través de la música ha aprendido a colorear la tristeza con amor, y a Osvaldo Rodríguez, su compañero en la construcción de esperanzas simbólicas, para guiar su imaginación hacia un paisaje de Navidad más amable.
El mensaje se vuelve aún más surreal cuando Amaury invita a imaginar figuras icónicas como Silvio Rodríguez y José Feliciano entrando a su hogar, guitarra en mano, para interpretar canciones navideñas, recreando una escena que mezcla fantasía y un deseo profundo de mantener viva la ilusión.
Sin embargo, detrás de esta propuesta se percibe un matiz de crítica a la realidad cubana actual: las dificultades económicas, la escasez de productos esenciales y la falta de celebraciones familiares genuinas. La Navidad, más que una festividad, se convierte en un recordatorio de lo que el país ha perdido, y la única salida es cerrar los ojos, imaginar y repetir el ejercicio tantas veces como sea necesario.
La publicación de Amaury no es solo un llamado a la imaginación, sino una invitación a la resiliencia emocional. En medio de la frustración y la nostalgia, su mensaje recuerda que, aunque la vida real presente obstáculos insuperables, el espíritu humano puede sostener la esperanza a través de la memoria y la fantasía.
Con un final que mezcla humor y tragedia, Amaury concluye: si al abrir los ojos no se ve nada, simplemente ciérralos otra vez, hasta que la imaginación sea la única vía para sobrellevar una Navidad que ya no existe en Cuba.
Muchos seguidores de Amaury han expresado cómo sus palabras los invitan a revivir con la mente y el corazón aquellas Navidades pasadas que marcaron sus vidas. Zuzka Alarcón recuerda con tristeza que, con el tiempo, muchos familiares han partido o viven lejos, y que cada celebración se siente más pequeña y solitaria; sin embargo, reconoce que la imaginación puede ofrecer un refugio para hallar alegría incluso en medio de la escasez. Mercedes López coincide en que la realidad a veces aplasta lo bello, pero resalta la importancia de mantener la fe, el cariño y la memoria de quienes ya no están.
Otros, como Nanci Cuéllar y Ana María Collazo, comparten recuerdos entrañables de reuniones multitudinarias, con risas, juegos y tradiciones que hoy parecen imposibles de replicar. Andrés Méndez recuerda con detalle cómo su familia mataba el cerdo, preparaba la cena, y celebraba con uvas y rituales que simbolizaban la limpieza de lo negativo; para él, la propuesta de Amaury es una forma de “reverdecer” esas memorias, una manera de acercarse a los que se han ido y mantener viva la esencia de la familia.
Los comentarios reflejan un sentimiento común: la nostalgia es inevitable, pero la imaginación, el amor y la memoria compartida permiten que las Navidades, aun diferentes, sigan siendo un momento de unión, reflexión y gratitud. Los seguidores coinciden en que mantener vivos los recuerdos y soñar con la familia reunida es un acto de resiliencia y de esperanza que aporta consuelo y alegría en medio de cualquier adversidad.
Del perfil de El Lumpen