Comprar una casa por un euro en Italia puede parecer un sueño para muchos, pero la experiencia de Dayami, una cubana que decidió aventurarse en este programa europeo, demuestra que la famosa oferta es mucho más compleja —y costosa— de lo que se promociona. Su testimonio, compartido a través de su canal de YouTube Cubana en Italia, se ha convertido en una guía imprescindible para quienes desean seguir sus pasos.

Dayami explicó que el euro que pagó por su vivienda es “solo simbólico”. Detrás de esa cifra llamativa existe una larga lista de requisitos, trámites y gastos que cualquier comprador debe enfrentar. El programa italiano que permite adquirir estas casas busca revitalizar pueblos rurales casi abandonados, y por eso exige compromisos estrictos.

La cubana detalló que, para formalizar la compra, tuvo que presentar un proyecto arquitectónico completo y depositar 4.000 euros como garantía de que restauraría la vivienda. Además, está obligada a completar la rehabilitación en un plazo máximo de tres años. De lo contrario, podría perder tanto la casa como el depósito.

A esto se suman otros gastos obligatorios: notaría, registro de propiedad, catastro, honorarios de arquitectos y permisos de construcción. Según su experiencia, estos desembolsos iniciales ya representan varios miles de euros antes incluso de empezar las obras.

La vivienda que adquirió Dayami está ubicada en una pequeña comuna cerca de una zona turística, pero se encuentra en estado ruinoso. Muchas de las casas dentro del programa, explicó, requieren trabajos profundos de restauración y, en algunos casos, hasta demolición parcial o total. “El euro es simbólico porque lo que realmente pagarás es todo el proceso de reconstrucción”, afirmó.

Entre los gastos adicionales mencionó la instalación completa de electricidad y calefacción, la compra de materiales costosos —como maderas tratadas y piedras propias de construcciones antiguas— y el transporte de esos recursos hasta zonas rurales, lo que incrementa aún más el presupuesto final.

La cubana también confesó que vivir en uno de estos pueblos implica desafíos extras: aislamiento, inviernos severos, servicios limitados y largas distancias a centros urbanos. Aun así, asegura estar motivada y lista para documentar cada paso de su proyecto para ayudar a otros interesados.

Los programas de “casas por un euro” fueron creados por varios municipios italianos para combatir el envejecimiento poblacional y atraer nuevos residentes, en especial extranjeros. Pero las condiciones son estrictas: restaurar la casa en tres años, presentar un plan aprobado por el ayuntamiento y entregar un depósito económico. Quienes no cumplen pueden perder la oportunidad.

Dayami subrayó que muchos compradores abandonan el proceso al descubrir que la rehabilitación puede llegar a costar más de 50.000 euros, dependiendo del nivel de deterioro y de la ubicación.

Su caso, sin embargo, sirve de advertencia y, al mismo tiempo, de inspiración: una cubana que decidió enfrentar el desafío de revivir una antigua casa italiana, consciente de que el verdadero precio del proyecto va mucho más allá del euro simbólico.

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