Javier Gómez Sánchez, decano de la Facultad de Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) del Instituto Superior de Arte de Cuba, cree que el cine que se está haciendo en la isla es "un mundo en decadencia".

En sus redes sociales, Gómez Sánchez se refirió a la inauguración del Festival Internacional de Cine de La Habana y calificó la actuación de Andrea Doimeadiós como un "show kitsh y nada más".

"Pasó inadvertido el momento que debería ser el más chocante para todos, cuando como productores de la película que abría el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano apareció grande, gigante, aplastante, el logotipo de Amazon....Y nadie se lo ha cuestionado", dijo.

"Sobre las sensaciones venidas de nuestro país, hay que ir más allá de las obras. El cine cubano no es solamente un arte en decadencia, como lo es el cine tecnológicamente, como formato de expresión y transmisión de ideas en el mundo, sino que en nuestro país el cine es además un mundo en decadencia", agregó.

Para el decano de la facultad tienen que tratarse nuevos temas porque la forma en la que se aborda la realidad no está siendo suficiente.

"Es un país en cuyo cine hay gente buena, talentosa, honesta, con capacidad de hacer mucho, hay un desarrollo técnico (que resulta paradójico, mientras más disponiblidad tecnológica y experiencia usándola, peor cine se está haciendo) sin embargo lo que domina el sector no son esos valores, sino los males, es como una enfermedad extendida, compuesta por la superficialidad, la deshonestidad, la doble moral, el empobreciento intelectual, el llamar "exilio" a la migración, "censura" al olvido, buscando el discurso más conveniente. El aplauso fácil de un mundo con el que cada vez es más difícil identificarse", comentó.

"Es necesaria una generación cubana de realizadores verdaderamente nuevos, sin los vicios que padecemos, que sea capaz de asumir críticamente la realidad de nuestro país con una profundidad y una capacidad que no se encuentra hoy. Con un posicionamiento ideológico que la haga superar la pornomiseria como temática y explorar el origen y las razones de persistencia de la pobreza en la Cuba del siglo XXI", agregó.

"No solo se trata de superar el cine que se hace, sino de superar el sistema de relaciones en el que se hace. Un sistema de relaciones sociales que ha demostrado ser incapaz de generar otro cine.... ¿Dónde están las películas y documentales que hablen no solo de la migración y el afán de irse, sino de las que se quedan viviendo y trabajando en este país? Que hablen de los que han regresado. O que hable de los que mueren tratando de llegar, o que cuenten como es la realidad de muchos de los que emigran. No lo tenemos. Un cine que hable de la corrupción, la violencia estructural de nuestra sociedad y todas las violencias que padecemos, incluyendo la violencia policial, y la violencia institucional. No lo hacemos".

"Uno se va sintiendo un poco harto de lo mismo, del descaro, del discursito. Este país necesita un cine, de ficción y documental, que lo represente. Un cine cubano impulsado por la decencia, hecho desde la decencia, y para defender la decencia. Eso es lo que necesitamos. Un cine iluminado por ese sol del mundo moral", concluyó.

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