Toneladas de pescado se pudrieron en el poblado de Bejucal, provincia de Mayabeque, en medio de una de las mayores crisis económicas que atraviesa Cuba.

"Reportan la pérdida de 2.3 toneladas de pescado que, según dicen, estaba destinado a venderse en la circoferia expositiva de subdesarrollo local realizada este fin de semana en mi pueblo Bejucal", denunció la periodista Leyda Machado en sus redes sociales.

"A mí me enseñaron que el pescado no sirve cuando las agallas pierden su color rojizo y se ponen amarillas, pero en Bejucal todo el que pasaba por el mercado de la calle 19 lo sabía porque el olor a podrido era insoportable", dijo.

Leyda acompañó el post de varias imágenes compartidas por Pedro Luis González Acevedo en las que puede verse el pescado echado a perder.

"La misma historia de los quintales de mango que se echaron a perder en Camagüey o de tomate en Artemisa porque necesitaban un autorizo que no llegó, porque, porque porque...(por solo mencionar los últimos episodios de este tipo que recuerdo). Más de la misma burocracia, desorganización y desidia que nos rodea", comentó.

"La peste sentía a cuadra y media", dijo uno de los vecinos en el post.

"En la misma circoferia a la que hace referencia se dio la orden que no se podía vender la poca mercancía que había hasta que no llegara la TV y grabara. Los bejucaleños fuimos testigos de ello", comentó otro.

En 2021 la prensa oficialista denunció que numerosos productores agrícolas de Camagüey habían perdido toneladas de mangos debido a la ineficiencia de la empresa estatal Acopio y a la imposibilidad de vender los frutos libremente.

"A menos de cinco kilómetros del reparto Julio Antonio Mella, en Camagüey, se echó a perder la mayor parte de los mangos cosechados en las fincas 12 y 17 de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) 1ro. de Enero, pues las lluvias de mayo aceleraron la maduración y la empresa estatal Acopio no fue a recogerlos", recogía la denuncia.

“Nosotros hubiéramos llenado el carretón de caballo o el de los bueyes para salir a venderlo aunque fuera en los repartos cercanos, pero no tenemos la autorización de la UBPC”, aseguró Ricardo Montaña Téllez, un cooperativista que atiende la finca No. 12.

De las 165 cajas que cosechó este joven, solo pudieron aprovecharse 35, el resto está allí como muestra dolorosa de la indolencia y la ineficiencia. “Desistí de tumbar. Para tenerlo aquí apilado y ver cómo se pudren, los dejo en el mangal. Duele ver cómo se pierde la comida y que uno no pueda ni regalarla”, comentó.

“Nosotros tenemos limitaciones de transporte y por tanto poca capacidad de traslado. Con la rotura de ‘El Mambí’ se nos quedaron cargados algunos camiones y nos atrasamos con la recogida en las cooperativas, entre ellas la ‘1ro. de Enero’”, fue la respuesta de Eliades Palenzuela Herrera, especialista comercial de Acopio en el municipio de Camagüey.

"¡Le zumba el mango! escuchar que las frutas se pudren porque no encuentran destino", concluyó el texto de la denuncia.

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