"Estoy bien físicamente, emocionalmente aún no lo estoy. Ha sido un proceso bien duro y bien largo para mí y mi familia, como para todas las familias", dijo este viernes Yaylín Mesa Vázquez, una de las 11 sobrevivientes del naufragio de una embarcación con cubanos de Cárdenas.

Mesa detalló el triste momento en que vio morir a su hermana y cómo fue ese día en que naufragaron en las costas de Cuba. "A mí me afecta mucho porque ahí perdí también a mi hermana, muchos amigos, muchos conocidos. Todos eran jóvenes, no se merecían morir así".

"Ese lunes 23 de enero salimos de aquí, de un lugar llamado la Sierrita, en Cárdenas. Éramos un grupo bastante grande de personas, en ese momento no sabía cuánto éramos. Sólo sabíamos que éramos bastante. Tiramos el barco al agua, nos montamos con el mismo objetivo de llegar a Estados Unidos".

"Cuando llegamos a Cayo Galindo todo iba bien sobre las tres, casi cuatro de la mañana. Ahí nos estacionamos en un lugar del cayo, sacamos los palos, la lona para hacer la vela, la amarramos, comimos, nos cambiamos de ropa, tomamos agua y sobre las seis de la mañana, ya amaneciendo, seguimos la marcha".

Según Mesa, cuando salieron el motor empezó a fallar porque en una hora caminaron nada más tres kilómetros cuando hacían unos 13. "Paramos y nos dimos cuenta que faltaban uno o dos tornillos. En ese momento me puse muy nerviosa, comenzamos a decir que virábamos para el cayo para poder arreglarlo. Todos empezaron a opinar a decir, todos nerviosos".

"Escuché que al faltarle tornillos al motor por la vibración comenzó a entrarle agua al barco y se empezó a llenar de agua muy rápido. En ese momento empezamos a querer alzar la vela para llegar al cayo rápido. Adelantamos hacia atrás un poco. Se veía el cayo y el faro lejos pero a la vista. Empezó a entrar demasiada agua y aunque intentamos sacarla con una cubeta, con tanques".

"Se viró para el lado que estábamos sentadas yo y mi hermana. Todos caímos al agua. Las mochilas que teníamos empezaron a flotar. Empezamos a decir de vaciar los tanques de petróleo, llevábamos 370 litros de petróleo, bastante peso para el barco. El motor pesaba, creo, dos toneladas, dos sacos con pomos de agua, más los alimentos, las pertenencias de todos nosotros y muchas personas".

"Estábamos todos tratando de sacar el agua del barco, casi estaba hundido hasta las barandas, el barco tenía cuatro tanques a cada lado. Algunos tenían chalecos, otros no. Yo y mi hermana teníamos un chaleco. Empezamos todos a gritar, a desesperarnos, unos cogieron tanques. Un grupo de tres comenzó a nadar con un tanque para intentar llegar al cayo. Uno tenía un teléfono y podía llegar hasta el cayo con un par de patas de ranas. Él partió".

Una vez que Mesa fue rescatada en el mar cuando ya no tenía casi esperanza, aunque le daba fuerza pensar en su hija, fue trasladada a un policlínico de Varadero y luego a la PNR de Santa Marta.

"Ahí empezaron a interrogarnos, a hacernos preguntas. En ese momento pensábamos que eran 26. Traté de colaborar con ellos entre todo el trauma y la desesperación que tenía. Éramos cuatro mujeres las que estábamos ahí, los hombres en otro".

"Al otro día entre todos contamos un promedio de 30 o 31 personas. El muchacho de las patas de ranas nos cuenta que él logró llegar al faro. Le hizo señas a un barco de pescadores que no se podía acercar y lo alumbró con un foco hasta el otro día por la mañana que amaneció".

"Me imaginó que esos pescadores tuvieron que haber llamado a Guardafronteras. No sé por qué Guardafronteras no vino en toda la noche sino hasta el otro día que amaneció. Ahí lo rescataron, él contó el naufragio que habíamos sufrido".

"Solamente tenía en mi cabeza por qué se habían demorado tanto en rescatarnos si desde que amaneció ya Guardafronteras sabía que lo que había sucedido. Las personas que me estaban interrogando les pregunté por qué tanta demora para podernos rescatar. Me dieron muchas respuestas, cosas que no puedo entender".

Mesa contó que luego llegaron otras personas, no sabe si agentes de la Seguridad del Estados, que siguieron con el interrogatorio. "A mí me pusieron una multa de 3000 pesos. Un rato más tarde nos avisan que están los familiares afuera, que nos trajeron pertenencias. Entro, me cambio de ropa, pido de favor que me dejaran ver a mi madre que sabía que estaba desesperada, que no sabía si le habían dado la noticia de mi hermana todavía, quería dársela yo. No me dejaron".

Después un policía la dejó ver a su mamá en una oficina, donde estaba dando gritos. "Estaba muy desesperada, diciendo que no era verdad (la muerte) de mi hermana. Se viró hacia a mí y me dijo que le dijese la verdad. En ese momento yo no pude, estaba temblando, la desesperación de verla así. Se desmayó, rápido la trasladaron al policlínico de Santa Marta, pedí de favor que me dejaran ir con ella porque es hipertensa".

"Me soltaron, me dejaron ir para allá. Estando en el policlínico, le expliqué todo el cuento de lo que había pasado con mi hermana. Salimos de ahí, cogimos un carro y vinimos para la casa".

Mesa detalló que soltaron a las cuatro mujeres, mientras a los hombres los trasladaron para el Técnico de Matanzas, "así mismo como estaban quemados del agua salada, del petróleo, del sol. Tenían quemaduras, todos estaban traumados también".

La joven señaló que los hombres siguen presos, están detenidos. "Han encontrado, creo, cinco cadáveres que han ido recalando hacia los hoteles cerca de Varadero. Hay muchos cuerpos que todavía no han encontrado, como el de mi hermana que todavía sigue desaparecida".

"Gracias a Dios que no cancelaron la búsqueda. Le hemos pedido a pescadores particulares que ayuden a buscar".

La sobreviviente pidió que ayuden a las personas que están detenidas por el naufragio en Cárdenas. "Qué los acaben de liberar, esas personas están mal".

Yaylín Mesa Vázquez agradeció a los pescadores que la rescataron en el mar y pidió recuperar el cuerpo de los fallecidos, entre ellos el de su hermana.

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