‘Yo no acepté’, periodista cubana sufre en carne propia la ‘continuidad’

Redacción de CubitaNOW ~ viernes 15 de enero de 2021

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Mariana Camejo es el nombre de esta periodista cubana que, tras sufrir en carne propia el desabastecimiento de productos de primera necesidad y alimentos, por solo mencionar dos ejemplos, que se sufre en la isla, acudió al ciberespacio a compartir una dolorosa experiencia.

Camejo, que según explica es reportera en la revista estatal Bohemia, visitó la víspera una tienda en Moneda Libremente Convertible y allí se llevó largas horas de cola y mucha decepción.

A través de su muro de Facebook, la comunicadora aseguró que es la primera vez que algo así le sucede en esta tienda a la que ha ido en otras ocasiones.

Por otro lado, denunció que, a pesar de la fuerte presencia policial en el lugar, poco controlaban los agentes, que se hacían los de la vista gorda ante el irrespeto a los de la cola y el descontrol.

El relato de Camejo es duro, triste, pero real y Cubita NOW lo reproduce, de manera íntegra, a continuación:

Sobre lo sucedido en la tienda en MLC de Boyeros y Camagüey el 14/1

Post 1: La relatoría

Primero que todo y para ser justa quiero decir que yo había ido 3 veces antes a esta tienda y había esperado –cuando más– hasta 2 horas en la cola. Por eso, entiendo en mayor medida que lo de este 14/1 fue inaudito.

Llegué pasadas las 9:00 am de la mañana. La cola de la tienda de Boyeros y Camagüey no se hace cerca de la tienda. Tienes que caminar hasta el final de la cuadra (bien larga), doblar a la derecha y en una plazoleta grande que es la entrada de un centro de trabajo se hace la cola (nadie entiende por qué, pero sí que hay opiniones).

Cuando llegué, la cola empezaba al inicio de la plazoleta, llegaba al final, doblaba y volvía a quedar paralela a los primeros en la fila. Un militar estaba escaneando a todos los presentes.

Mi mamá y yo “tuvimos la suerte” de ser escaneadas. En ese momento el primer grupo de 30 personas había pasado para la tienda. Me enteré de que había pollo y debido a eso era la cantidad de personas.

En la entrada de la tienda estaban unos 4 o 5 militares con chalecos naranjas, además de varios policías si la memoria no me falla.

Cuando el militar terminó de escanear, se fue. Nunca más lo vimos. Pasado el mediodía ante las protestas de la gente todo lo que se dijo fue eso, que ya se había ido.

Alrededor de las 10 se llevaron un segundo grupo y sobre las 11 a algunas personas que solo querían comprar electrodomésticos. La cuenta aproximada a las 2:30 pm era que unas 72 personas habían pasado en todo ese tiempo desde la hora en que abrió la tienda. A las 11:30 aproximadamente dijeron que había problemas de conexión.

Ante el abandono (porque ni siquiera estaba un policía allí, en aquel lugar apartado, junto a las personas que estaban esperando) y la demora inexplicable de venir a buscar grupos para entrar a la tienda, varias personas se movieron hasta la entrada.

Regresaron diciendo que había personas que entraban en carro al parqueo y de ahí a la tienda, y salían con cajas de pollo y varios quesos Gouda (que mucha gente también quería comprar).

Otros dijeron que vieron cómo se daba dinero a quienes cuidaban la puerta, para entrar. Pasadas las 2pm cuando ya una muchacha regresó de la entrada, muy alterada por todo lo que había visto, la cola en pleno, completa, empezó a caminar, molesta, y se plantó frente a la entrada del parqueo, que fue cerrada por militares y policías.

La oficial que debía cuidar la cola pasó sin explicaciones entra la turba de gente y se fue para aquella plazoleta desde la que no se puede ver la entrada de la tienda, pero las personas decían que no se moverían de donde estaban.

Un hombre le decía a un militar que él mismo había visto gente entrar por allí e irse sin hacer cola y cargados de cosas. Las respuestas siempre fueron “yo no tengo nada que ver con eso” (bueno, ¿y entonces quién sí tiene que ver?)

Finalmente, y ante la imposibilidad de conseguir nada allí la gente se movió de nuevo para atrás, junto a dos nuevos policías que no respondían a los reclamos, solo decían que había que formar la cola.

La gente se organizó de nuevo y todo volvió a lo mismo. Los policías volvieron a irse y las personas en la cola quedaron abandonadas de nuevo.

Eran cerca de las 2 pm. Mi mamá, hipertensa y diabética, como tantos otr@s en la cola, ya había consumido todo lo que habíamos llevado para comer.

Varias personas preguntaban por un baño porque eran demasiadas horas esperando. El baño era un trillo en un matorral al que entraban las mujeres solas (vi varias) para poder mantenerse en la cola (esto, sobra decir, es inhumano). Una mujer hasta me pidió que la acompañara y le cuidara mientras ella entraba. Yo lo hice, por supuesto.

En ese tiempo, conversé con mujeres que habían amanecido, literalmente, en la cola, porque habían llegado mientras aún era oscuro.

Mi mamá ya me decía que era mejor irnos, pero yo no acepté. Me levanté y me fui sola de nuevo, para la entrada de la tienda. Habían llegado más policías y un camión lleno de militares estaba llegando también. No se quedaron, los policías sí. Cuando llegué, varias personas se quejaban con un oficial. Yo saqué mi carnet de prensa y hablé con él. Le dije lo siguiente:

“Yo soy periodista de Bohemia, estoy aquí desde las 9 y algo de la mañana. Todavía hay gente que amaneció en la cola y no ha entrado. Incluso cuando yo llegué estaban escaneando. Solo han pasado a dos grupos y hay personas aquí diciendo que han visto cómo se da dinero para entrar. Mi pregunta ahora es: si van a cerrar la tienda a las 5 ¿Cuál es el plan para que toda esa gente que está allá pueda entrar?”

Respuesta: “yo no sé nada de eso, acabo de llegar. Voy a entrar a hablar con el administrador”

Otra oficial informaba desde la patrulla sobre lo que estaba pasando. Evidentemente alguien le preguntaba por los policías que debían estar custodiando la tienda, porque ella respondía que la gente decía que no estaban haciendo nada (o algo parecido, perdonen las imprecisiones).

Entonces, 4 policías, entre ellos un capitán, se llevan a todo el mundo de nuevo para atrás, para la plazoleta. El capitán dijo que él iba a pasar a todo el mundo (al fin alguien con sensibilidad había llegado). A las 2:40 pm pasaron a un tercer grupo (donde se van aquellas mujeres que me habían dicho que habían amanecido allí). Se había dicho que cerrarían a las 5pm. Ahora dijeron que a las 6 y que repartirían 200 turnos; mucha gente ya se había ido. No obstante, mi mamá y yo fuimos el 157 y 158.

Luego de coger el turno tuve que ocuparme de caminar tres cuadras para comprar pizzas de 85 cup para que mi mamá y yo pudiéramos comer, sobre todo ella que ya se sentía medio temblorosa.

A partir de entonces el capitán garantizó que cada 30 minutos, sin falta, entraran a 30 personas y se quedó allí todo el tiempo (lo que demuestra que es posible que funcione la cola como debe ser). Cuando me tocó entrar, a las 4:40 pm todavía quedaba gente allí.

Cuando entré al mercado, detrás de mí entró un extranjero que no vi en todo el día en la cola y a pesar de que quedaba gente esperando en la plazoleta. Aun así no hubo problemas con que entrara.

Entonces supe por una trabajadora de la tienda (que estaba acomodando mercancía en los estantes) que cuando abrieron por la mañana había pollo y al mediodía entró más pollo, pero esas mujeres que entraron en el tercer grupo a las 2:40 pm y que habían amanecido allí, no alcanzaron. Esta trabajadora también me aseguró que la falta de conexión había sido solo media hora. Las personas que estuvimos todo el día esperando, no pudimos alcanzar ni un paquete.

Llegué a mi casa cuando ya había oscurecido, pasadas las 6:00 pm.

Las reflexiones serán en otro post.

Mariana Camejo

Periodista



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