La activista Lara Crofs, conocida por su voz firme contra los atropellos cotidianos en Cuba, publicó un mensaje cargado de dolor e impotencia. Expresó que hay experiencias que desgarran porque dejan claro hasta qué punto se ha perdido no solo la dignidad de la vida, sino también el derecho elemental a una muerte respetada.
“Las cosas que te hieren y no comprendes por qué tienen que suceder”, afirmó, lamentando que incluso ese último espacio de paz haya sido arrebatado.
A ese sentir siguió el testimonio estremecedor de Camila Lobón, quien relató el horror vivido por su familia en Camagüey. Contó que su tía la llamó llorando para informarle algo que en un inicio le resultó inverosímil. Al acudir al panteón familiar para sepultar a un miembro fallecido, descubrieron que las urnas y los osarios de todos sus muertos habían desaparecido. No quedaba rastro alguno.
Camila explicó que entre los restos estaban los de su tío abuelo, preso político plantado, y los de su bisabuela Rosa y su tía bisabuela Mercedes, figuras esenciales en la crianza y memoria afectiva de toda la familia.
“No logro ni siquiera imaginar una razón. No encaja en ninguna lógica burocrática, ni siquiera en el acto más miserable de rapiña”, escribió. La idea de que alguien simplemente tomó los restos y los desechó como si fueran basura le produjo una mezcla insoportable de rabia, incredulidad y tristeza.
Aunque ella misma no se considera religiosa, confesó que en sus momentos de mayor desesperación le reza mentalmente a esa bisabuela que sostuvo a toda la familia. Y ahora, saber que ni esos restos tienen un lugar donde permanecer en paz la ha dejado emocionalmente devastada.
Recordó también el peso que cargan los cubanos que viven en el exterior: velar desde la distancia por sus seres queridos, sostenerlos económicamente, angustiarse por cada apagón, cada enfermedad, cada injusticia.
“Y de pronto —escribió— te despiertas con la noticia de que en el país al que no puedes volver han botado lo único profundo que te quedaba: tus muertos”.
Para Camila, este hecho es otro síntoma del desmoronamiento moral absoluto: un país donde no se respeta al vivo, pero tampoco al muerto. “No te permiten vivir en paz y tampoco dejan descansar a quienes ya se fueron”, denunció.
Con firmeza concluyó que por la memoria de su abuela y de toda su familia, habrá justicia. “No quedará una sola ofensa impune. Abajo la dictadura”.
Lara Crofs, conmovida, envió su solidaridad a Camila y a su familia, recordándoles que no están solas en medio de una realidad que parece empeñada en romper cada límite humano.
Del perfil de Lara Crofs
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