Un insólito tornado sorprendió la tarde del jueves 10 de julio a los residentes del municipio de Güira de Melena, en la provincia cubana de Artemisa. El fenómeno meteorológico se registró alrededor de las 3:30 p.m. y dejó atónitos a los pobladores de zonas rurales como El Junco, El Guayabo, La Cachimba, Pedro Díaz y El Gabriel. Lo más llamativo del suceso fue el color del tornado: un intenso tono anaranjado que se elevó entre los campos gracias al polvo rojo del suelo, creando una imagen tan espectacular como inquietante.
El evento, aunque de corta duración, causó afectaciones materiales. Según reportes oficiales, el remolino dañó 4 hectáreas de plantaciones de plátano y una de maíz, además de impactar contra el sistema de transformadores del acueducto local.
La empresa eléctrica de Artemisa confirmó que una descarga provocó el incendio de una caja de transformadores, lo que interrumpió temporalmente el suministro de agua en algunas comunidades cercanas.
A pesar del susto, no se reportaron heridos ni pérdidas humanas. Las autoridades locales y los servicios meteorológicos continúan evaluando la intensidad del fenómeno, que algunos testigos describieron como “una lengua de fuego que descendió del cielo”.
Horas después, una tromba marina en altura fue divisada desde Santa Fe, al sur de La Habana, aunque sin tocar tierra ni representar peligro directo. Ambos eventos refuerzan la necesidad de estar preparados ante la creciente frecuencia de fenómenos extremos en la región.
"La naturaleza volvió a recordarnos su poder. Aunque no hubo víctimas, el espectáculo fue tan hipnótico como aterrador", declaró un residente de Güira.
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