El presidente de Estados Unidos Donald Trump se dirigió a la nación la noche del miércoles desde la Casa Blanca en un discurso televisado de 18 minutos, un formato poco habitual que suele reservarse para momentos de especial relevancia.
La intervención tuvo como objetivo principal hacer balance de los primeros once meses de su segundo mandato y adelantar algunas de las líneas generales de su agenda política para 2026, en un contexto marcado por el creciente desencanto ciudadano con la situación económica.
Trump ofreció un mensaje de tono serio y acelerado, en el que insistió en presentar su llegada al poder como el inicio de un proceso de recuperación tras lo que describió como un “desastre” heredado de la Administración anterior.
A lo largo de su discurso, atribuyó a su predecesor Joe Biden y al Partido Demócrata la responsabilidad de problemas como la inflación, la situación en la frontera, el estado del mercado laboral y diversas políticas sociales y ambientales.
En materia económica, el presidente defendió que su Gobierno ha logrado avances significativos, asegurando que la inflación está bajo control, que los salarios crecen y que los precios comienzan a bajar. También afirmó que Estados Unidos ha recuperado prestigio internacional y que el país se encamina hacia un periodo de crecimiento económico sin precedentes. Estas declaraciones se produjeron en un momento en el que diversos indicadores económicos, como el empleo y el coste de la vida, siguen siendo motivo de preocupación para amplios sectores de la población.
Durante su intervención, Trump volvió a recurrir a algunos de los ejes habituales de su discurso político, como la crítica a la inmigración irregular y al sistema político previo a su regreso al poder. Presentó un panorama negativo de los últimos años antes de su mandato y defendió sus políticas comerciales, especialmente el uso de aranceles, como una fuente de ingresos para el Estado y una herramienta para fortalecer la economía nacional.
Entre los anuncios concretos, el presidente informó de que su Administración enviará antes de Navidad un cheque de 1.776 dólares a los miembros de las Fuerzas Armadas, una medida que denominó “estipendio” o “dividendo” para los militares. La cifra hace referencia al año de la independencia de Estados Unidos, cuyo 250 aniversario se celebrará en 2026. Según explicó, este pago se financiará con los ingresos procedentes de los aranceles. Asimismo, adelantó que en enero presentará un plan de reforma de la vivienda que calificó como uno de los más ambiciosos de la historia del país.
El discurso también generó expectación por posibles anuncios en política exterior, especialmente tras comentarios previos de figuras conservadoras que sugerían un pronunciamiento sobre Venezuela. Sin embargo, Trump no anunció ninguna acción militar ni una declaración de guerra, limitándose a mencionar de forma indirecta la presión que su Gobierno ejerce sobre el régimen de Nicolás Maduro en el marco de la lucha contra el narcotráfico.
La intervención tuvo además un componente político de cara a las elecciones legislativas de medio mandato previstas para noviembre de 2026, en las que se renovará el control del Congreso. En un contexto de encuestas menos favorables y creciente debate público sobre la economía, el discurso buscó reforzar el mensaje de gestión y anticipar las prioridades de la Casa Blanca para el próximo año.
El cierre del discurso no pudo ser menos optimista: "Tenemos el Mundial, tenemos los Juegos Olímpicos y vamos a celebrar el 250 aniversario de la Declaración de Independencia. El regreso de Estados Unidos comenzó hace un año. Cuando el mundo nos mira ahora, ya no ve debilidad: ve fuerza, y ve envidia. Volvemos a ser respetados como nunca antes. A todos y cada uno de vosotros, Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo".
Fuentes: El País, El Día, ABC
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